jueves, 31 de diciembre de 2009

Espacios (7) / El mal en Arlt

El espacio del mal
Proyectar implica comprometer al tiempo y al espacio en una situación diferente a la actual. Por lo que todo proyecto siempre se refiere a la actualidad con intenciones destructivas. Así sea una obra de arquitectura o un libro. Arlt se enfrenta no solo a una moral (la de la clase media y su oportunidad  desaprovechada de ser la protagonista de la historia), sino al modo de administrar el tiempo y el espacio que la sustenta (la moral de la utilidad contra la disipación improductiva). La lengua oficial, la de la cultura alta, así como los espacios legitimados deben, de alguna forma, mostrar sus límites. La bomba en el City Bank de Di Giovanni es más directa pero menos efectiva que el proceso de desmantelamiento que él mismo encara con la escritura. La cuestión en Arlt no es la acción (ésta pierde eficacia ni bien es llevada a cabo), sino la postergación, el entretanto que en sus infinitos recorridos develan la imposibilidad de cualquier palabra última y la ineficacia de las herencias. La ciudad, con sus cambios continuos, surge como metáfora acelerada de esta imposibilidad. La metrópolis moderna jamás tendrá una forma final porque se funda en la transformación como modo de subsistencia y sobre todo de expansión y de colonización (pero tampoco formas tradicionales que respetar o continuar). Ella misma es gasto continuo y muchas veces sin fines últimos. Arlt no radiografía el mal sino sus modos de construcción: la violencia tecnológica de su Buenos Aires es, a la vez, garantía y condena.

domingo, 13 de diciembre de 2009

El tiempo absoluto

Sandro



















Frente al espejo, con las faldas muy cortas y los rabiosos flequillos, nos zarandeábamos enloquecidas al compás de las canciones de Sandro. Mujeres al fin, sin embargo, necesitábamos público, por lo que invitábamos al espectáculo a los amigos del barrio. Las madres nos miraban comprensivas; los hermanos mayores preguntaban si algún psiquiátrico había dejado sus puertas abiertas y los más chicos bostezaban aburridos. Ninguna llegaba a los diez años, el promedio era ocho. No quiero que me lloren cuando me vaya a la eternidad, cantábamos a los gritos y entonces sabíamos de llantos pero el lugar de la eternidad no nos quedaba demasiado claro. Apasionadas y salvajes durante tres minutos (o seis o nueve), nosotras éramos esa bella muchacha que necesitaba Sandro para ser feliz, aunque unos instantes después nos trenzáramos a golpes con los chicos que nos apagaban el tocadiscos o nos tironeaban de los pelos con el único objetivo de recordarnos su presencia. Infieles, pasábamos a otra cosa, nos olvidábamos de la enigmática eternidad y volvíamos a la acción. Nada de potencia, éramos acto puro, productores a tiempo completo: la infancia sería para siempre y el ahora, el tiempo absoluto.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Cambio de sede

La geografía personal

Toda historia personal tiene también su geografía propia, un mapa trazado con aquellos elementos íntimos que configuran el espacio que habitamos. La ciudad adquiere relieve a través de ellos, se nos vuelve menos pesadillesca a veces. La Av. Corrientes siempre fue parte de nuestra geografía, una especie de epicentro emocional desde donde partíamos y volvíamos, con la certeza del reencuentro y la pertenencia. Allí nos mudamos -estamos entre La Giralda y La Ópera, dos de nuestros entrañables lugares de reunión-, para seguir con Contratiempo.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Encuentros 2010

Reunión
A partir de marzo volverán los encuentros en Contratiempo. Serán reuniones en torno a un tema específico, con charlas, debates, exposiciones y, como siempre, café y cosas ricas. El calendario y la dirección de la nueva sede serán publicados en este blog y en el sitio de la revista.

Más informes:
revistacontratiempo@fibertel.com.ar
www.revistacontratiempo.com.ar

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Espacios (6) / Arlt y Buenos Aires

El amor prostituido
Apropiarse del espacio metropolitano, específicamente de su centro, no es conquistar a la doncella adinerada y pura sino someter a la prostituta de acuerdo a leyes propias. Se posee a la ciudad a través de la economía pero también del lenguaje, y en estas variaciones del discurso hay más prostitución que en la sociedad mercantilista que impone la modernidad. Las máscaras que caen y son sustituidas de acuerdo a los vaivenes políticos y económicos son el rimel de las trabajadoras del sexo que inquieta a Baudelaire. Buenos Aires es como esa mujer que circula de mano en mano y que elige el atuendo de acuerdo al cliente de turno (el sur proletario, el norte acomodado, el centro burgués, la ciudad liberal, la moderna, etc.). Ella es la que mueve a la acción, y no la que mira lánguida desde los balcones y salva al fracasado de su ruina.

domingo, 22 de noviembre de 2009

ANIVERSARIO DE LA REVISTA


Nueve años en Contratiempo

Por estos días Revista Contratiempo cumple nueve años. El número redondo del año que viene, sin embargo, preocupa más. ¿Cómo ocurrió? O, mejor dicho, ¿cómo nos quedamos tanto tiempo en un mismo sitio? Nosotros, que por lo general miramos con recelo a todo lo que está demasiado instalado y que siempre andamos buscando las salidas de emergencia. Será porque todavía creemos que la revista es sólo un rumor que circula inquieto y que jamás echa fundaciones para evitar ser atrapada. O catalogada. Fueron nueve años de recuperación de lecturas y de miradas, de énfasis en aquellos autores de los que nos sentimos deudores, así como de trabajo riguroso sobre nuestras propias ideas. Abrimos un espacio sin saberlo y allí nos fuimos quedando. Revistas, periódicos y libros editados testifican apenas todo el proceso de esto que constituye Contratiempo. Materialidad y virtualidad que trabajan en forma conjunta y que se alimentan una de otra. La tecnología fue nuestra aliada, fue el espacio propicio para obviar las jerarquías y circular con impunidad por todo el mundo; y el papel, la ilusa garantía de permanencia y el deseo de los lectores por venir. El nombre elegido hace nueve años no fue casual. Y para recordar algo de aquel remoto verano del 2000/1, aquí un fragmento de la Nota Editorial que abría el primer número digital de la revista, dedicado al tiempo perdido:

El término "contratiempo" es definido por la Real Academia Española como "una acción perjudicial y por lo general inesperada". En el número inaugural de CONTRATIEMPO nos interesa reflexionar, por un lado, sobre esta suerte de extrañamiento del hombre moderno. Esa acción perjudicial e inesperada que lo dejó inválido para percibir una realidad que, pese a todo, está ahí, rabiosamente viva. Y que siempre, como su propio tiempo, se le escapa de las manos. Es decir, porque queremos reflexionar sobre lo que Ulises no quiso escuchar, no importa si fue el canto o el silencio. Pero a la vez, invirtiendo el sentido del término, queremos pensar también aquellas cuestiones propias y constitutivas de este tiempo denominado "de la caducidad".Cuestiones que, violentadas hacia sus límites, pueden llegar a desacomodarnos, a volverse perjudiciales e inesperadas para nuestro rutinario infierno. Pueden desatar a sus demoníacas criaturas e instaurar nuevas formas de habitar el mundo, nuevos modos de pensamiento que nos contacten con las cosas queridas, olvidadas, misteriosas, innombrables. Con los elementos vitales. Hay voces que, al girar sobre el presente, realizan el doble movimiento de fuga y retorno: fuga de los lugares comunes, retorno a otros tiempos. Obras y textos que capturan el murmullo de aquellos dioses en retirada. El trabajo a realizar será entonces ejercitar los oídos, los cuerpos, para escucharlas.

Así hablábamos hace nueve años. Y, como diría Deleuze, ya no recordamos por qué, qué lecturas, qué amores, en qué entretejido nos hallábamos inmersos para generar este espacio, no sabemos si perjudicial o inesperado. La cuestión es que la revista cumple nueve años y aquí estamos.

(NOTA EDITORIAL DE REVISTA CONTRATIEMPO EDICIÓN DIGITAL)

viernes, 13 de noviembre de 2009

Espacios (5) / Arlt y la actualidad

Aliados
Las invasiones foráneas siempre fueron motivo de preocupación para los defensores de la tradición. El extranjero, de una forma u otra, busca imponer algo de lo que trae. Siempre hay una violencia sobre el territorio invadido, un no renunciamiento a lo que dejó y menos aún, una aceptación pasiva de su condición de ciudadano con menos derechos que los nativos. Lo primero que hace la Modernidad, como proceso integral de transformación, es desarraigar al hombre de su destino –ese fijado por los ancestros- y expulsarlo a una indiferenciación de la que solo saldrá cuanto mejor demuestre su desconexión con cualquier proceso anterior a ella. Cuando uno de los personajes de Berlín Alexanderplatz dice que no cree en el destino, que no es griego sino berlinés, está dejando bien en claro que la metrópolis es su identidad, no Alemania. Esta ruptura con la tradición es una especie de eterno retorno del mecanismo moderno. Si algo permanece, corre peligro de volverse un destino, o una condena, por lo que la alternativa es acelerar la velocidad tanto de la construcción como de la destrucción de lo dado. Que es lo que hace Arlt con Buenos Aires y con las lecturas sobre la realidad nacional. Como aliados tiene a los inmigrantes y a la técnica: los primeros, en su expresión más radical como el anarquismo, intentan disolver el orden instituido; la segunda, salvar las diferencias.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Espacios (4) / Arlt y Döblin

Traición, tradición y destino
Tres ejes que se cruzan constantemente en la obra de Arlt y lo acercan a Doblin, así como Buenos Aires también se espeja en la Berlín de entreguerras. O las formas de abolir el destino, o el sitio de la tradición, a través de la traición. Para hacerse cargo del presente, es necesario, por motivos de supervivencia, iniciar un proceso de destrucción. Pero la acción debe encontrar su correspondencia vital en el espacio que la configura. La traición (y sus equivalentes como el amor prostituido, la deslealtad, el crimen y la invención) es el elemento que hace entrar en comunión al hombre moderno que se ha quedado sin fundaciones (y sin fundamentos) con esas coordenadas móviles de espacio-tiempo en continua transformación. Pero el problema de Erdosain es el mismo que el de Biberkof: esa destrucción también los alcanza. Döblin sin embargo tiene una salida más acorde con Benjamin: si la experiencia no es posible, queda la comunidad. En Arlt, no sólo la experiencia no es posible sino tampoco lo es la realidad. La Buenos Aires de Arlt no es exactamente la de Martínez Estrada. Allí no hay anemia, al contrario, hay exceso de vitalidad tecnificada. El problema es cómo evitar convertirse en el insumo necesario para alimentar esa maquinaria sin recurrir al mito de la tradición (o como no ser el primer Borges).

viernes, 6 de noviembre de 2009

Espacios (3) / Espacio y Violencia



















Espacio y violencia
(Notas preliminares para el libro Espacio y violencia en la obra de R. Arlt)
La traición del pensamiento periférico a las formas constituidas y legitimadas se corresponde también con su espacio de acción. Se actúa sobre la lengua y sobre el lenguaje para desmantelar el poder hegemónico del centro que detenta la palabra y las formas de nombrar. Hacerse de una voz propia implica violentar este poder, provocando a la vez efectos sobre la cultura pero también sobre los modos de habitar y de construir un territorio. El pensamiento periférico o marginal siempre se extraña de sí mismo y de su espacio de pertenencia; se hace, como dice Deleuze, una lengua extranjera puesto que, de lo contrario, quedaría atrapado en la repetición y la continuidad. Esta forma de violencia sobre el espacio propio se espeja en la figura del extranjero. Al foráneo se le sustrae el derecho de expresión por no haber participado, desde su nacimiento, de la historia y la construcción del lugar que ahora habita. Al pensador marginal se lo niega por haberlo abandonado. Ambos toman por asalto a su objetivo y, de una forma u otra, apuntan a su disolución. De allí el rechazo y el miedo al extranjero y a los pensamientos fuera de eje.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Espacios (2) / Los traidores

Los traidores
Ni la periferia ni el centro permanecen constantes a través del tiempo. Son lugares móviles y dependen de la época. Un pensamiento de borde no lo es sólo con relación a una institución, como sería la Academia, sino y principalmente, con relación a las voces dominantes, a las legitimadoras de la cultura de cada época. Lo que hace este tipo de pensamiento es precisamente ir contra esas formas que, de alguna manera, establecen los márgenes de acción de lo pensable. Contra una hegemonía que dicta no sólo contenidos sino también formas de circulación, de pertenencia y de recepción, de acceso y de interpretación. Menoscaba, con un trabajo por lo general minucioso y obsesivo, las bases sobre las que se fundan esos mecanismos. Que son las bases culturales de la sociedad que erige a aquellos voceros y respeta aquellas instituciones. El lugar de enunciación, por ese motivo, es una de los elementos fundamentales para descubrir qué pensamientos son realmente desestabilizadores y cuáles solamente adquieren sus modos, que van siempre asociados en la imaginación a cierta rebeldía, para justamente sostener un mismo estado de cosas. El pensador marginal siempre es perseguido con el silencio y la omisión, la excomunión y la soledad. Su obra se lleva tan mal con el presente como él con su época.

martes, 3 de noviembre de 2009

Espacios (1) / Impunidad y pensamiento













Impunidad y pensamiento
Hay cierta impunidad en aquellos pensamientos que no responden a colegiaturas y cánones. O mejor dicho, que no responden a nada más que a ellos mismos. Son pensamientos esencialmente infieles e inesperados. La previsibilidad de la pertenencia y los límites de ella le son desconocidos. Son sospechados, sobre todo en los ámbitos estructurados, de carecer de rigor. Puede ocurrir todo lo contrario: a veces son más rigurosos que el pensamiento atrapado en formas preestablecidas y que conoce de antemano sus itinerarios de acción. Y este rigor deriva precisamente de la falta de red y del peligro de extravío que conlleva, extravío que suele adquirir las formas del palabrerío o, incluso, del idiolecto. En este pensamiento no hay sin embargo posibilidad alguna de comunidad. El pensamiento periférico siempre está solo, aunque establezca de tanto en tanto alguna complicidad. No es singular por rebeldía sino por necesidad; no se está en el margen por opción sino por devenir (y a veces por imposibilidad, no material sino emocional, de habitar cualquier centro). Por lo general, habla al vacío y este vacío se termina convirtiendo en su auditorio.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Jornadas Benjamin / Kracauer

RECOMENDAMOS

Coloquio Internacional
“Walter Benjamin / Siegfried Kracauer:
Teorías Materialistas de la Historia”

9 al 11 de noviembre - de 10:30 a 13 hs. y de 14:30 a 21 hs.
Hotel Bauen, salón “Cascadas” / Callao 360

Organizan:
Facultad de Filosofía y Letras (Universidad de Buenos Aires)

Revista Herramienta
Más informes en:
www.filo.uba.ar

viernes, 30 de octubre de 2009

APUNTES (14)

Fundiciones



















Hay ciertos objetos que se incorporan a la atmósfera de una época y quedan plasmados en ella como un todo indivisible. De alguna forma, no la explican sino la actualizan por un instante, como si el tiempo no hubiera pasado. Asaltan el presente como las magdalenas de Proust, con la ventaja de que esto puede ser planeado. Sé que la infancia va a volver ni bien escuche cualquier tema de Los Iracundos o de Roberto Carlos. El tiempo pasado detona en su esplendor, como si esa canción sintetizara los momentos memorables, los días para el recuerdo, y esa síntesis fuera arrojada al presente. La actualidad queda en sombras, retrocede y jamás se funde con lo recordado. Todo lo que vino después, ese radio que se va ampliando cuando crecemos, queda abolido de golpe. Pero esa forma de suspensión del tiempo, de reversión de la linealidad, sin embargo, es improductiva si no entabla alguna relación, alguna zona de vecindad con su entorno, tanto pasado como actual. Si queda atrapada en ese espacio acotado por los límites del objeto y de nuestra propia emoción.

miércoles, 28 de octubre de 2009

APUNTES (13)

La distancia al centro y los radios de la rueda

En la infancia, lo trivial se mezcla con lo solemne y lo grave, y todo se configura desde aquel lugar privilegiado del que hablaba Pascal. Sujetos a las mismas pasiones, decía, adultos y niños sin embargo se hallan en diferentes posiciones; unos en lo alto de la rueda; los otros, más cerca del eje. De allí que los niños son menos afectados por los mismos movimientos. La atrocidad de la época, la dictadura stronista, nos llegaba como rumores fragmentados y adquiría siempre la forma del cuchicheo, de lo que al no poderse nombrar, se agigantaba en la imaginación y circulaba a la par de las trivialidades, confundiéndose con ellas. Rumores atroces que alimentaban el espíritu lúdico y el misterio y que, a veces, nos protegían de la feroz tensión a la que estaban sometidos los adultos.

lunes, 26 de octubre de 2009

APUNTES PARA UNA INVESTIGACIÓN (12)

Materiales de construcción
























La mirada al pasado no es exactamente el producto de la detención del cuerpo que gira hacia atrás y observa. Es más bien la colisión con el presente de algo que se creía ya pasado. En algunos casos, son materiales dispersos que emergen con la búsqueda y que alguna vez constituyeron la base material de esa actualidad que me conformó en la infancia. Materiales concretos como piezas de rompecabezas que ahora exigen una forma. O se atesoran como recuerdos nostálgicos (sería la mirada del anciano al que se le agotó el tiempo) o se les sigue el rastro para comprender qué lugar ocuparon en aquella construcción. Una especie de relevamiento arqueológico de la trivialidad: por lo general, esos elementos fueron pensados efímeros, pero sobrevivieron y se anclaron en las fundaciones. Son, además, íntimos, personales, pero a la vez colectivos. La mirada al pasado tampoco es la construcción del mito personal, la puesta en relieve de la existencia a través de la escritura. Es, en todo caso, la existencia personal entendida como material colectivo de construcción de esa época que, de alguna forma, ahora me hace retacear el cuerpo al presente.

viernes, 23 de octubre de 2009

miércoles, 21 de octubre de 2009

MEDIOS

La anarquía posmoderna
(o por qué no nos interesa demasiado el debate sobre la Ley de Medios)



El problema surgió con internet. La red con su multiplicidad de voces y miradas vino a quebrar las pretensiones hegemónicas de cualquier poder. La red es impune, caprichosa, oscila entre la charlatanería y la palabra plena; descree de los permisos, dogmas y normas de validación: de allí su gran atractivo, sus potencialidades y también, muchas veces, su perdición. En la red suelen quedar en suspenso las legitimidades del mundo real (aunque los legitimados suelen negar también esta realidad). La red pone a prueba la paciencia y, sobre todo, la perseverancia: erige, administra, relaciona y aniquila con total indiferencia. Las nuevas generaciones no escuchan radio; ven muy poca televisión y los diarios en papel les resultan piezas de museo. El verdadero problema, intuimos, será cuando se pretenda alambrar este universo infinito.

lunes, 19 de octubre de 2009

GUARANIA (2)

MANUEL ORTÍZ GUERRERO
Vengo a tu encuentro

Manuel Ortiz Guerrero nació en Villarrica, en el paradisíaco Guairá, el corazón oriental del Paraguay. Romántico y bohemio, de melena enrulada y profundos ojos verdes, pronto deslumbró con sus versos y su oratoria a los círculos literarios de Asunción, ciudad a la que llegó a mediados de la década del 10. Hacia el año 1928 conoció a José Asunción Flores. Fueron autores, en forma conjunta, de varias guaranias y de paso lograron que en este género musical estuviera el latir de la geografía de todo un pueblo. Lenta, melancólica, a veces triste, siempre bella. Como el Paraguay. Sobre el origen de la guarania hay dos versiones. La historia oficial dice que el creador fue el genial Flores, cuando trabajaba sobre una polka en el año 25. Otra, que Ortiz Guerrero habría retenido en la memoria, durante sus vagabundeos adolescentes por las rutas paraguayas, viejas canciones indígenas que entonaban los carreteros, y que le habría pasado el ritmo a Flores varios años después. Ambas anclan en las mismas raíces, pero la segunda es un poco más romántica que la primera, aunque ésta parece la más fiable. Los síntomas de la enfermedad, sin embargo, aparecen muy temprano, en plena juventud. El cuerpo que se va aniquilando por el avance del mal necesita, con urgencia, una nueva configuración. El poeta entonces se recluye en su rancho y, de alguna forma, se vuelve leyenda: sólo saldrá por las noches, envuelto en una capa, como un ángel negro que se sabe condenado. De esta condena, de ese destino fijado en la infancia, del horror del cuerpo mutilado, extrae una poética donde hará entrar en comunión la fugacidad terrenal con las cuestiones eternas, la belleza y lo terrible, el amor y el dolor, la alta cultura del modernismo de Darío, de los simbolistas franceses y la voz popular del guaraní. Paraguay, con sus paisajes vitales y sus violentas fragmentaciones, con el cuerpo también despedazado, encuentra en él a su poeta lírico. O trágico, como la historia de ambos. Ortiz Guerrero muere en Asunción en 1933, precisamente cuando el país se hallaba embarcado en una nueva aventura bélica; aún no había cumplido los cuarenta años. Eso dicen las biografías. Aunque también puede ser que siga deambulando en las noches que le dieron refugio, esas en las que se escucha a lo lejos una música triste y uno nunca está del todo seguro si procede de algún instrumento musical o son los murmullos de la tierra.
(NOTA PUBLICADA EN REVISTA CONTRATIEMPO)

jueves, 15 de octubre de 2009

LA GUARANIA

Tragedia y tiempo perdido
La guarania surge también de esa comunión cósmica entre hombre y naturaleza. Pero a diferencia de la zamba, el desgarro de aquélla tiene estatus ontológico. Es la situación del hombre en el mundo que si bien no se halla expulsado, como en el tango, sí acusa un quiebre, una pérdida que es anterior a él. La guarania es lenta, melancólica, trágica: lo mismo que configura, también desgarra.India fue una de las primeras y casi se diría que funda el género. La india de Manuel Ortiz Guerrero y José Asunción Flores es un ser que habita un espacio entre los hombres y los dioses, pero también entre la cultura y la naturaleza. Espacio que, como tal, está condenado a la destrucción. Como salvaje y como diosa, que lleva en su cuerpo el testimonio de sus orígenes, lo único que en realidad le resta es amar y llorar como humana. La certeza de esta imposibilidad, o la destrucción de este “edén guaraní” –que el poeta blanco contempla extasiado a través de esa mujer sobrehumana- es la verdadera tragedia del Paraguay, tragedia que se irá reactualizando cíclicamente a lo largo de su historia y que remitirá siempre a la original. De allí también la melancolía.

martes, 13 de octubre de 2009

ZAMBA PARA OLVIDARTE (3)

La compensación estética
El amor perdido como enfermedad terminal: imposible de recuperar (o de curar) no por voluntad sino porque en aquella pérdida también se produjo un extravío, el del abandonado. Por eso, cualquier retorno se estrella contra la nada. En ese enfrentamiento entre dolor y nada surge (casi a manera de redención) la compensación estética. La música viene a reparar, de alguna forma, esa contradicción entre el dolor mortal por el abandono y la nada que genera. La versión de Daniel Toro es la más trágica; en la de Mercedes Sosa, en medio de la desolación, hay un resto de esperanza; en las de Diego Torres y Soledad, se consolida en cambio, y definitivamente, esta compensación. En los dos primeros, las palabras son estiletes; en los otros dos, actúan como tales.

viernes, 9 de octubre de 2009

ZAMBA PARA OLVIDARTE (2)

Amor, abandono y olvido
Nombrar como si fuera la primera vez, esa es la idea de la Zamba. Pero esta primera vez no está respaldada por el léxico propio, la vacilación linguística o la metáfora audaz. Esta primera vez se asienta en lo que no está intermediado por la cultura, en el sentimiento primero que se afianza a fuerza de repeticiones y siempre en vecindad con la naturaleza. El paisaje actúa como garante o testigo de este contrato, que todavía pretende no estar roto, entre las palabras y las cosas. Por eso no hay cursilería posible, ni romanticismo trillado. Son unas pocas ideas que se expresan, se repiten, dan vueltas, tratan de conciliar. Estados del alma o, mejor dicho, el alma en diferentes estados que pugnan por hacerse, por primera vez, palabra. Y esa primera vez acontece una y otra vez., se enuncia y se desintegra ni bien enunciada.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Zamba y Tango

Ya ves que es mejor no hablar
El tango es urbano, es la expresión del hombre olvidado en la gran ciudad, el que perdió algo en algún momento y que sabe que esa pérdida y ese momento tienen que ver con su existencia metropolitana. En la zamba, en cambio, habla el paisaje. En el tango se escucha como murmullo conspirador el tráfico y el tiempo destructor; en la zamba, las ondulaciones cósmicas, el ritmo a veces cansino, a veces juguetón, pero siempre eterno, del tiempo rural. Perseguido y excomulgado, uno necesita la contraseña de pertenencia, el léxico propio, el vocablo expiatorio de culpas y deudas. El otro apela a la frase sencilla, a un lenguaje primero, más cercano a lo que nombra, como si esta cercanía ahuyentara, por lo menos transitoriamente, aquella imposibilidad.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

CINE / NO SE LO DIGAS A NADIE

Información y muerte
Alex recibe un mail anónimo donde le dicen que su mujer, asesinada hace 8 años, está viva. A partir de allí, inicia una búsqueda desesperada. Alex no sabe nada pero se va encontrando con gente que tiene retazos de esa información. La posesión de la verdad, sin embargo, implica la muerte. No se puede saber y seguir vivo. Es una verdad condenada que vuelve cuando se la había dado, como a la mujer, por muerta. Corridas, disparos, mafias, lealtades y traiciones se suceden en el film No se lo digas a nadie de Guillaume Canet dejando en claro que más allá de cuál fuera esa verdad, su precio es altísimo. Nada menos que el mundo real construido a fuerza de sepultarla.

miércoles, 26 de agosto de 2009

CINE / DILLINGER

Los entrañables enemigos
El problema de ver una película basada en hechos reales es que uno ya sabe el final. Esto que parece un poco infantil, no lo es si hablamos por ejemplo de los héroes románticos. Como siempre los terminan matando, se debe luchar contra la tentación de solidarizarse demasiado con el personaje. O mejor dicho, contra la solidaridad previa que se tiene con él. Tarea difícil en el caso del Dillinger interpretado por el genial Johnny Deep. Auténtico héroe holliwodense de otras épocas –el otro enemigo público, Clark Gable, le enseña desde la pantalla del cine cómo debe morir-, Dillinger es recio pero no despiadado; un hombre de acción que puede volverse vulnerable por amor; un hombre increíblemente valiente que teme más perder a su amada que a la muerte. En fin, un personaje irresistible cuya sentencia dictada por la historia nos pesa durante toda la película y de la que sabemos, ni Hollywood podrá salvarlo (no es el caso, por ejemplo, del Aquiles de Brad Pitt, en el que hasta llegamos a desear que se altere la mitología y que Héctor resulte triunfante).

viernes, 17 de julio de 2009

TRABAJO EDITORIAL

Publicar libros es una tarea difícil en la Argentina. Pero también una apuesta donde, muchas veces, se nos va gran parte de la vida. El tiempo del libro y el tiempo personal suelen entrar en conflicto. Uno no termina de asimilar que allí quedó atrapado un tiempo. Un tiempo que de alguna forma va a volver transformado cuando aquél empiece a circular y nos miremos, autor y libro, como dos extraños. Ambos pensando ya, seguramente, en otra cosa.

domingo, 10 de mayo de 2009

Apuntes (11) / Paraguarí

El tiempo suspendido

Si San Pedro y Santaní fueron imprevistas –esto es, no teníamos imágenes previas ni recuerdos de infancia-, no ocurrió lo mismo con otros puntos de este viaje: Paraguarí, la tierra de mis abuelos, y San Bernardino, el lago que nos refugió durante la niñez del insoportable calor de Asunción. Y ambos con resultados opuestos: el primero se convirtió en un perfecto túnel del tiempo; el otro, un fantasma al que inútilmente traté de correr los velos para que memoria, recuerdo y actualidad me dieran algún dato. La ruta a Paraguarí, la 2, no había cambiado demasiado. A la derecha, el cementerio; a la izquierda, el camino transversal que nos dejaría a las puertas del gigantesco caserón, ubicado justo al final de la calle, en las postrimerías del pueblo y lindante con el campo y los cerros. Justo frente a la estación de tren, ese que ya había dejado de pasar cuando éramos niños, allá hacia fines de los 60. El silencio, el olor a caballo y a hierba mojada, los patos que seguían bañándose en los baches del camino, la estación clausurada y la construcción en forma de claustro, que ocupa toda una manzana y donde se alternan las habitaciones, las salas de estar, el almacén familiar y el establo: los recuerdos se golpeaban idénticos contra la actualidad y evitaban la distancia; la arquitectura se había fundido al paisaje inmediato y soñaba eternidades. Las formas resistían; las estructuras y la piedra, sin embargo, ya habían iniciado el camino de las ruinas
.

domingo, 26 de abril de 2009

ACTUALIDAD / Entre paréntesis

PARAGUAY, LUGO Y LAS MALDITAS REPETICIONES
Mezcla de diosa y pantera

La Guerra de la Triple Alianza liquidó a la población masculina adulta del Paraguay. Liquidar al enemigo no es vencerlo simplemente. Implica que ese enemigo es tan peligroso que la única opción es borrarlo de la faz de la tierra por temor a posibles resurrecciones. Es lo que intentaron hacer los nazis con los judíos y es lo que hace cualquier medicina con aquellas pestes peligrosas para el planeta. En el fondo de estas limpiezas, genocidas o profilácticas, siempre anida el miedo del débil frente a algo al que se considera superior. El ejército paraguayo era, sin dudas, temible. No sólo porque estaba adiestrado y armado hasta los dientes con alta tecnología sino porque estaba en casa. Y esa casa, geografía inhóspita muchas veces para el extraño, funcionaba como eficaz aliada. Al lado iban las mujeres, enterrando hijos, maridos, amantes, hermanos; iban al lado porque la guerra no suele ser asunto de mujeres. Y tal vez eso sea cierto: cuando se tiene la capacidad de engendrar vida resulta mucho más difícil terminar con ella, menos intentar borrarla de la faz de la tierra. El cuerpo de la mujer fue el último territorio que debía ser conquistado para que la destrucción fuera total: violada, humillada, ultrajada, comerciada y hambrienta, la población femenina deambuló para sobrevivir entre el trabajo agrícola, la prostitución y los casamientos por conveniencia con el enemigo. La tarea que se cargaron al hombro estas mujeres de la pos guerra, sin embargo, era conocida: al fin y al cabo, sólo se trataba de dar vida, como un parto entre los escombros. Esta refundación con connotaciones oscuras, muchas veces prostibularia, de alguna manera quedó como impronta en las mujeres campesinas del Paraguay. Embrutecidas por el trabajo agobiante de la tierra, soportes de la casa, cargadas de hijos, con gobernantes todopoderosos, replicantes de héroes pasados, suelen ser atravesadas por los diferentes estamentos del poder, desde los patrones y sus hijos, el comisario del pueblo, el puntero político hasta todo aquél que represente una forma de salvación de ese presente condenado que se repite siempre igual a sí mismo. En este contexto de atropellos silenciosos y silenciados, en un interior empobrecidísimo y sucesivamente olvidado por los gobiernos de turno, es que se inserta la múltiple paternidad del Presidente Lugo. El mecanismo que se repite sin cuestionamientos, trivializado y naturalizado como si fuera el destino inexorable de toda mujer pobre y campesina, incluso en un hombre que promueve el cambio cultural como Lugo, pareciera indicar que es más fácil derrocar una tiranía o un mal gobierno que destruir sus bases culturales. Mientras pervivan estas estructuras colonizadoras, sólidamente enraizadas en las mentes, en las costumbres, en los hábitos de todo pueblo, el cambio será apenas un slogan electoral, un simulacro para conseguir que todo siga exactamente igual.

sábado, 11 de abril de 2009

Apuntes (10) / Museo y Memoria

Los secretos de la selva


Sobre una calle de tierra, camino a la iglesia y al lado del colegio Bernardino Caballero, se levanta el “Museo Multicultural de Nueva Germania. Memorias: cultura y futuros solidarios”. El sitio denota cierto abandono, como si hubiera tenido un momento de esplendor y ahora sobreviviera bajo el polvo, la oscuridad y el silencio. Andrea explica que los jóvenes que lo mantenían activo se fueron de la Colonia a otros puntos del país para seguir la Universidad. Que ahora está descuidado pero que, por épocas, viene gente de Asunción y de otras partes del mundo interesada en la historia del lugar. Muchos estudiosos, miembros de organismos no gubernamentales, también periodistas y escritores. Andrea habla de Nietzsche, de su hermana y su marido. A ella le dice por el nombre completo. A él, lo trata de Bernardo. No hay, sin embargo, en esta familiaridad atisbos de soberbia –ningún parecido con los que se refieren al hermano como Friedrich y analizan su obra. La chica es demasiado joven para ese tipo de pedanterías verbales. Suena más bien como si se estuviera refiriendo a un familiar lejano. Un excéntrico antepasado responsable de que hoy todos estuvieran allí. "No se acostumbraba al calor, ni a los ritmos de trabajo, lo ponían mal los insectos de la zona”, comenta con una sonrisa comprensiva. Retratos del matrimonio y escenas de la vida cotidiana cuelgan de los paneles, junto a carteles explicativos de la fundación. Un ejemplar desvencijado del periódico, fechado en 1887, que editaba la Colonia en alemán, yace justo bajo la ventana; sobre una de las paredes laterales se recuesta una biblioteca con algunos libros antiguos, todos en alemán. Los objetos que componen el museo fueron donados por los descendientes de los primeros colonos, hay artefactos de radio, botellas de cerveza, sillas de montar y hasta una caja registradora. Pero la agrupación juvenil que trabaja en el rescate de esa memoria –entre ellos Arnold, hermano de Andrea, que hoy estudia Derecho en Asunción- no se detiene en los principios que llevaron a Fôrster a crear Nueva Germania, sino en la Nueva Germania que se fundó a raíz del fracaso de aquél. La utopía de Fôrster-Nietzsche resultó al final exactamente en su contrario: las familias alemanas que llegaron con el matrimonio así como sus descendientes se integraron totalmente al contexto, se fundieron con esa naturaleza que prácticamente llevó al suicidio al ideólogo y desarrollaron estrategias de mejoramiento de la yerba mate, principal sustento de la zona. Sin embargo, un halo maldito sobrevuela el pueblo, alimentado por los mitos, cierta superchería pero sobre todo, por el oportunismo y la ignorancia. "A mi hermano le cayó muy mal un escritor inglés que estuvo hace un tiempo investigando. Lo vio en cierta ocasión levantando los retratos de Elizabeth y de Bernardo, vivando sus nombres, le pareció un fanático...". La chica me mira y nos deja que terminemos la idea. "¿Propaganda nazi?", preguntamos. "¡Exactamente!", dice ella y se le oscurece la mirada. "Nada de eso, a nosotros no nos interesa nada de eso. Pero aquí viene todo tipo de gente", remata. Al abandonar el museo, la chica nos señala una casa, muy próxima, donde vive el alemán más antiguo de la colonia. "Él sabe mucho, pero ya está muy viejo", dice con cierta resignación.
Abandonamos Nueva Germania con la impresión de que vamos a volver.





viernes, 3 de abril de 2009

Apuntes (9) / Geografía feroz

Los mapas mudos

Los exámenes de geografía nos causaban terror. “Para mañana, mapas de orografía, hidrografía y división política del Paraguay”, decía la profesora en tono calmo y silenciaba de golpe al aula. El norte siempre fue complicado: Concepción- Concepción, San Pedro-San Pedro, esos son fáciles de recordar, actividad económica, población, límites, clima… Los dos primeros y no sabíamos nada, nada de nada, salvo que el nombre de la capital coincidía con el del departamento, pero por lo demás eran como puntos oscuros en esos mapas mudos del examen. Por lo menos del vecino Amambay, por historia o por delito, se hablaba. Porque ni Concepción ni San Pedro tenían la mística bandolera de ciudades como Pedro Juan Caballero (ahí iba “comercio”, sin duda), desde donde llegaban historias aún más oscuras que desde Puerto Presidente Stroessner (hoy Ciudad del Este) y que está separada de Brasil por apenas una calle, esta vereda Pedro Juan, enfrente Punta Porá. Cruzo y cambio de país, ¿qué son los que viven en esas ciudades, paraguayos o brasileros? ¿Una mezcla? ¿Nada y no les importa? ¿Extranjeros eternos? Tanta guerra para terminar confundidos en el límite de una calle con leyes del lejano oeste y nacionalidad difusa. Tampoco poseían la heroicidad de Cerro Corá donde fue a morir López y que era recordada, por lo menos cada 1º de marzo, con cierto aire doloroso. El centro y sur del país eran diferentes, allí estaban la riqueza, los paisajes paradisíacos, las buenas carreteras, Asunción. Recuerden que San Pedro tiene forma de cuero, piensen, cuero, ¿qué actividad produce cueros?, ayudaba la profesora. San Pedro entonces era ganadero. Qué más, tenía bañados, y ríos, con el Paraguay al oeste, y esteros, selva. Calor insoportable. Eso servía para el ítem “clima” y para ubicar las zonas agrícolas. Pero nada sabíamos de alemanes que fueron a fundar colonias utópicas, muchos menos de Ligas Agrarias ni de latifundios, Nietzsche estaba tan prohibido que lo único que alcanzamos a escuchar es que era el anticristo. O algo así, las versiones llegaban mezcladas, por las dudas, nos lo prohibieron a él, a su familia y allegados. Las pujantes colonias alemanas que conocíamos estaban en Villarrica, el bastión cultural del país, la tierra de mis bisabuelos y abuelos maternos, llegados después de la Guerra de la Triple Alianza, todos alemanes que amaban al Paraguay, se mezclaban sin reparos y aprendían el guaraní y lo hablaban como nativos. Pero no eran paraguayos, tenían portación de cara, rubios, altos, de ojos claros. Ningún conflicto, Paraguay es nacionalista pero no excluyente, recibe a todos; la otra comunidad estaba en San Bernardino, la ciudad del mítico lago azul -que jamás fue azul ni de ningún color parecido, más bien siempre tendió al marrón y ahora está verde de algas y desechos industriales-, ese al que Vinicius canta, y lo canta como un brasilero, no como un paraguayo; Vinicius es romántico, cualquier versión paraguaya es trágica. Había alemanes también en el Chaco –el otro gran misterio de la geografía que solía resolverse con la etiqueta de desierto. Había alemanes también al sur, en Itapúa, donde construyeron el hermoso Hotel Tirol, seguramente para no extrañar demasiado, donde iban los novios de luna de miel y los turistas. Pero el calor del norte es insoportable; la selva, impiadosa; la fauna, innombrable: una geografía difícil para pensar utopías. Una geografía que nos aterrorizaba precisamente porque en el blanco de esos mapas, y en el silencio que solía precederlos, intuíamos que nada había de vacío. Y lo llenábamos, vaciándolo a la vez, con un par de frases, así dejábamos tranquilos a esos parajes remotos, donde pobreza, delito, historia y naturaleza se mezclaban hasta fundir los límites, confundir los enunciados y lanzar a la región casi al terreno del mito.

martes, 31 de marzo de 2009

Apuntes (8) / La utopía

La llegada a Nueva Germania
(Primera Parte)

Detenemos el auto frente a la comisaría; tres policías, con las sillas recostadas contra la pared, nos miran.
- Buscamos a la Sra. García, venimos a conocer el Museo.
- Es por allá –nos dicen, y señalan la ruta por donde entramos al pueblo.
Golpeamos las palmas de las manos frente a cada finca (antigua señal de llamada en el Paraguay que no conoce de timbres y tampoco de puertas cerradas con llave). No sale nadie. Es cerca del mediodía, el calor es húmedo, pegajoso. Casas, jardines selváticos y caminos de tierra: ésa es nuestra primera imagen de Nueva Germania. Aparece de la nada una nena que nos asegura que no es García. Es pequeña y tiene el color de la tierra. Volvemos a la comisaría. Desde allí llaman a no sabemos quién y por fin tenemos el dato.
- La Señora García vive cerca del Hospital.
El hospital queda en dirección contraria a nuestra primera búsqueda. Hacia allí vamos; el auto lucha contra el barro y el mal empedrado. Se queda atascado, sale victorioso, encontramos el Hospital y la casa de los García. Nos recibe Andrea, una adolescente bella, inteligente y lúcida. La chica pertenece al cuerpo de ballet de la colonia y forma parte de la agrupación juvenil que se encarga de mantener la memoria del pueblo. Andrea será nuestra guía durante las casi tres horas que permanecemos en Nueva Germania. Y la responsable de que pudiéramos acceder al Museo: su madre viajó a Asunción y le dejó la llave a una de sus profesoras. La joven entonces nos acompaña hasta una finca cercana, llama por celular a la mujer que se encuentra en otro pueblo y le pide que traiga la preciada llave: “Profe, hay unos investigadores que vinieron de la Argentina que quieren conocer el Museo”, le dice. La profesora, una mujer alemana que enseña guaraní en la única escuela primaria de la colonia, viene al cabo de un rato. En la espera, nos dedicamos a recorrer el pueblo. Hay algo de violencia en la vegetación que rodea las casas y crece al costado de los caminos, como si la arquitectura hubiera entablado una lucha sin tregua contra la selva. Violencia de la naturaleza pero también del tiempo: se respira cierto aire fantasmal, alimentado por el silencio, la ausencia (no hay nadie por ningún lado) y el deterioro. Pero sobre todo, por la imposibilidad: con el presente abolido, Nueva Germania es el retrato de lo que no fue y parece habitar ese tiempo. Algo de eso hablamos con Andrea cuando un rato después nos acompaña al Museo.

sábado, 28 de marzo de 2009

Apuntes (7) / El norte

El Mariscal se detuvo en Santaní
San Estanislao, o Santaní, es una ciudad ubicada a 150 km. al norte de Asunción. Fue fundada como Reducción Jesuita en 1749 (el nombre se debe a San Estanislao de Kostka, jesuita polaco). En agosto de1869 el que fuera Colegio y vivienda de los sacerdotes se convierte en cuartel del Mariscal López y Santaní en capital transitoria de la República. López se dirige con su tropa a Cerro Corá y se instala, por una semana, en ese pueblo a orillas del arroyo Tapiracuá. Las reliquias de la breve estadía se exponen casi al alcance de la mano en el Museo "Ex Cuartel", las dependencias evocan la vida cotidiana del Mariscal, cama y vajilla de higiene incluidas, y uno tiene la sensación de estar invadiendo la intimidad del que fuera el gran héroe de la infancia (Héroe devenido figura conflictiva a raíz de las múltiples lecturas y revisiones que se hicieron de él, y de toda la historia del Paraguay, tras la caída del stronissmo). Una intimidad, por otro lado, poblada de sangre e intrigas hasta el final: durante esa semana de agosto del 69, nada más, manda fusilar a cerca de cien hombres de su tropa por sospechas de conspiración. La construcción sólida y austera del Museo, con muros de piedra y vigas de madera, cuenta con una galería (construcción típica en Paraguay por motivos climáticos) que se abre al follaje exuberante de la ciudad. Santaní es un pueblo bello y próspero enclavado en San Pedro, uno de los departamentos más pobres del Paraguay, convertido en centro de irradiación desde hace varios años de las más virulentas protestas campesinas en reclamo de la postergada reforma agraria y donde el actual Presidente Lugo ejerció su obispado. Dejamos Santaní al mediodía -los ecos de la Triple Alianza nos resuenan todavía, se mezclan los relatos heroicos y los escenarios monumentales imaginados en la infancia con esta realidad austera, casi monacal, donde López resiste los últimos meses. Pensamos en rastrear esas huellas de la Gran Guerra, que perviven, ya lo experimentamos en Asunción, más allá de museos y libros de historia. Nos dirigimos al norte, a la misteriosa Nueva Germania. Nos previenen sobre rebeliones y cortes de ruta. Pero todo el trayecto, hasta ahora, fue muy tranquilo.

jueves, 12 de marzo de 2009

Apuntes (6) / Los riesgos

El espacio recordado
En este viaje (a Paraguay) voy a retornar a ciertos lugares que para mí tienen una identidad definida, construida por la experiencia pasada y sostenida por el recuerdo. He vuelto varias veces a ellos pero nunca pude fijar sus sucesivas fisonomías, aquella identidad se impone por sobre cualquier transformación en el tiempo. La memoria borra estos cambios, por no ser relevantes, y defiende algo que al parecer considera fundacional. O estructurante. Pero ahora el objetivo cambió. La despreocupación de los otros retornos (la vuelta a casa, la suspensión del tiempo) se enfrenta al necesario distanciamiento frente a la tarea de la escritura. Tengo que, de alguna forma, extrañar al tiempo de la infancia, a sus lugares, a las identidades construidas y solidificadas en el recuerdo.
Extrañarlos para recuperarlos; desmantelarlos para indagar sus materialidades, sus relaciones, sus tensiones, sus campos de vecindad. Aún a riesgo de perderlos.

sábado, 7 de marzo de 2009

Apuntes (5) / Biografías

La escritura de la vida
Escribir la biografía de un pueblo a través de la propia es una alternativa para acercarse al pasado. La cuestión es que, como sujetos modernos, con mucha frecuencia la biografía personal implica a varios pueblos, no sólo por el nomadismo propio sino también por el de nuestros abuelos. La escritura de la vida se desparrama en territorios, lenguas y costumbres, para fijarse, precariamente, en el espacio donde nacemos y nos criamos, es decir, donde adquirimos los primeros modos de relación con la realidad, la cultura y la lengua materna. Indagar en los elementos fundantes de ese espacio y de ese tiempo es indagar también en esa escritura de vida colectiva, como es la historia de un pueblo -ese que me construyó en un pasado que ahora, como inevitablemente ocurre con cualquier pasado, se torna un problema.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Apuntes para el próximo libro

La literatura como problema
Escribir implica que existe un problema y la escritura se propone como un espacio de reflexión sobre el mismo. La literatura, en este caso, funciona como una forma de conocimiento, una superficie de exploración, de tanteo, un merodeo alrededor de un núcleo conflictivo. Algo en el lenguaje literario, en sus mecanismos y desplazamientos, lo vuelve preferible sobre los otros discursos, no literarios, algo que tiene más que ver con la naturaleza del problema que con las intenciones del escritor.
Cuando la literatura abandona este uso reflexivo, se vuelve ejercicio de imaginación, terreno para fantasías taquilleras, ingenio, demostración de saberes o cualquiera de las variables de casi toda la literatura contemporánea.

domingo, 1 de marzo de 2009

Ejercicios de verano (18) / CINE

Frost vs. Nixon: el periodismo emocional

Durante casi todo el tiempo que duran las entrevistas, Frost parece desconcertado, como si sintiera en carne propia la diferencia abismal que lo separa de su contrincante. Entreabre los labios, amaga con hablar, a ratos parece aturdido. Enfrente tiene nada menos que a Níxon dando cátedra, cómodo, soberbio, revirtiendo a su favor cada una de las preguntas. Seguro de sí mismo, un ídolo caído que no acepta la realidad y se sigue sintiendo omnipotente. Manipulador, miserable por lo bajo, un hipócrita frente a las cámaras. Pero Goliat tiene un lado débil que se lo sirve en bandeja a David para que le aseste el hondazo demoledor. Entonces comienza la caída, lenta, tortuosa, la imagen en primer plano de las transformaciones del rostro, la anhelada confesión que parece surgir de algún sitio remoto de la estructura psíquica del ex presidente, un sitio hasta entonces inexpugnable que viene a ser tomado por asalto por ese presentador televisivo, frívolo y oportunista. “Si lo hace el Presidente de los EEUU es legal”, o algo así, afirma el ya nervioso entrevistado y la estupefacción de Frost, el silencio incrédulo de la sala de grabación, la impotencia de sus asesores: bienvenidos a la corrupción legitimada. Un país, un mundo boquiabierto, es lo que celebran al final periodista y colaboradores. Y, por qué no, un nuevo periodismo, más emocional, de éxito seguro, para un público que ama las ficciones épicas (Michael Sheen recuerda un poco a Dustin Hoffman, se posesiona del papel de tal forma que lo hace mejor que si lo hubiera interpretado el mismo Frost). Nixon se retira, abatido, consciente de que lo venció un rival muy por debajo de su capacidad intelectual (tal vez esa sea la parte más dolorosa de su derrota). Y en su retiro, en el andar lento de viejo arrasado por el tiempo, hay algo de Hitler en La caída y de de Don Corleone en sus últimos momentos, jugando a las escondidas con su nieto en la bellísima finca italiana. Poderosos, superhombres, a los que les llegó la hora, como al resto de los mortales.

viernes, 27 de febrero de 2009

Ejercicios de verano (17) / Apuntes libro

Excavaciones
Para la tarea de excavación del pasado se necesita un plan, dice W. Benjamín en Crónica de Berlín. La figura del excavador es muy gráfica: lo hallado se confunde con la tierra que lo sepulta, surge de esas capas pero a la vez ellas constituyen su escenario de lectura, de valor, de significación. Crear el contexto para los recuerdos y no el mero inventario. Y luego, la relación vital entre infancia y muerte: es la intercepción entre el reino de los muertos y la ciudad, cuando ésta da cuenta de aquel, la que da forma a la infancia en su carácter más seductor.

martes, 24 de febrero de 2009

Ejercicios de verano (16) / Apuntes libro

La lengua extranjera
La lengua materna también es el otro gran espacio de pertenencia que conforma la infancia. Para comunicarse en el país de adopción, los extranjeros siempre están traduciendo, incluso cuando el idioma es el mismo. Se piensa en la lengua de origen, con su dinámica particular, y se va adaptando a la voz del lugar. Después de un tiempo, una retrocede, jamás desaparece, para dar preeminencia a la otra. Pero como los rastros de la primera pugnan por salir a la luz, la mirada y el discurso de un extranjero siempre estarán teñidos de cierta extrañeza, como si estuvieran ligeramente fuera de foco. Esta contaminación provoca el mismo efecto en la tierra de origen, con el agravante de que el que se fue no participó de los movimientos y transformaciones producidos durante su ausencia. De ahí que la condición de extranjeros suele ser crónica e irreversible.

lunes, 23 de febrero de 2009

Ejercicios de verano (15) / Apuntes para el próximo libro

Los extranjeros
Cuando uno es extranjero no lo es sólo con relación al país de residencia. También, y con mucha frecuencia, se termina siendo un poco extraño para el país de nacimiento. Esto ocurre sobre todo cuando se lo abandonó por mucho tiempo. Ambos países nos lanzan una mirada desconfiada: uno, por no reconocer, con justa razón, como nativo de su suelo al que no nació en él. El otro, porque hay algo de traición en el abandono, en la sustitución del suelo natal. También es cierto que los que poseen certificados de nacimiento de otras tierras no son los únicos extranjeros. Así como tampoco, dicho certificado es excluyente para sentirse como tales. En realidad, creo que la condición de extranjero está íntimamente ligada a la relación que se tiene con el territorio de la infancia. Por eso, para los que somos extranjeros, un poco extraños ya para nuestro país de origen, nuestra patria termina siendo la infancia. Algo tan cierto, y a la vez tan ficticio, como irrecuperable.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Ejercicios de Verano (14) / TV

La mirada de Jon Stewart
Es gracioso, histriónico, payaso. Recurre a lo que encuentra a su alcance para ridiculizar a su objetivo. A veces razona o interpela; otras, grita, se sacude, gesticula; hace morisquetas o rompe botellas y vasos sobre su escritorio. Insulta o se vuelve sarcástico. Pero lo que resulta realmente demoledor es la mirada. Desconcertado, como si le hubieran dado un cros a la mandíbula, mira fijo a la cámara y guarda silencio de radio: es la impotencia en estado puro frente al absurdo y el disparate consensuado y repetido hasta el hartazgo en los medios de comunicación o en los discursos de los políticos. Inteligencia, humor y carisma: una combinación explosiva.

lunes, 16 de febrero de 2009

Ejercicios de verano (13) / TV

DESPERATE HOUSEWIVES
Mujeres (y ficciones) que no ves en otros lados

Pasaron cinco años pero ellas siguen radiantes. Cambiaron de profesión, de marido, de aspecto físico, tuvieron hijos, dejaron algunos muertos más por el camino y ahora están de vuelta. Cuando se desplazan en grupo, por las tranquilas calles de Wisteria Lane, resultan temibles. Es que en muchos casos (digamos que en la mayoría) aplican a rajatabla aquello de el fin justifica los medios. Y con tal de salirse con la suya están dispuestas a armar los más osados montajes, esos que con toda verosimilitud conjugan tanto el crimen como el disparate, la furia y la compasión, la comedia y el drama, la catástrofe y la trivialidad. Las ficciones circulan por Desperate Housewives con la misión de reemplazar a la realidad el mayor tiempo posible, el tiempo que las chicas necesitan para transformarse de víctimas en victimarias y sobrevivir a la existencia cotidiana.

viernes, 13 de febrero de 2009

Ejercicios de verano (12) / SOCIEDAD

Tartagal, Corsi y la Biblioteca
El desprecio es un poderoso productor de formas, las que de acuerdo a desde donde se lo ejerza pueden llegar a naturalizarse y olvidar su origen. Para ejercer el desprecio hay que realizar previamente un proceso de valoración, medir el grado de relación de la propia sensibilidad con la cuestión (persona, acción o producción) considerada. La diferencia no es precisamente el móvil del desprecio sino el lugar que ocupa la misma en la escala de valores esenciales de esa sensibilidad. Cuando el objetivo del desprecio es una persona o un grupo, ya sea por características raciales, sociales, económicas, de género, etc, lo que se sustrae de ese grupo despreciado no es otra cosa que algún grado de humanidad. Por ello la facilidad de su eliminación. O la indiferencia ante ella. O el olvido de sus necesidades. Es irrelevante porque no se encuentra esa relación esencial con mi propia humanidad. Así, con total naturalidad, pueden ser arrasadas zonas enteras de la Argentina, inmersas en la pobreza, hoy en Tartagal, ayer en Santa Fe; pueden arder casas tomadas con niños adentro en plena Capital Federal, como ocurrió en enero en La Boca, y antes en Cromagnon. Pero también pueden quedar libres otros despreciadores compulsivos, como los pedófilos, con la simple excusa de que no se darán a la fuga -cuando tal vez la fuga sea lo mejor que le puede pasar a esa comunidad. Los niños, al fin y al cabo, parece que todavía no comparten el mismo estatuto que los adultos. Hay resabios medievales que perviven en la sociedad y que con frecuencia los vuelven objetos, sujetos al capricho de sus mayores, como ocurre cuando se debate sobre el aborto y se busca el momento exacto en que adquieren título de personas no susceptibles de eliminación. Resabios medievales por demás muy oportunos en este momento en que el sistema mundial del trabajo ya no necesita tanta mano de obra y sobra gente por todos lados. El desprecio también se puede plantear con una sonrisa socarrona frente a las cámaras de televisión cuando se justifica el acto criminal de no habilitar los ascensores de un establecimiento público como lo es la Biblioteca Nacional. Siete empleados de limpieza lo comprobaron en carne propia al precipitarse al abismo de ese desprecio y terminar en el hospital. Miles de alumnos, investigadores y público en general circulan por esa, y tantas otras, trampas mortales que anidan como hienas agazapadas en plena ciudad esperando cobrar su próxima víctima. Uno de los peores enemigos de cualquier comunidad es la complicidad con este desprecio vital, activo y siempre productor de formas, valores y catástrofes. Pensar en sus orígenes y modos de acción puede ser una buena estrategia para empezar a desmantelarlo.

lunes, 9 de febrero de 2009

Ejercicios de verano (11) / CINE

El sustituto: la ciudad de los monstruos


Hay cierta estética comic en El sustituto, una atmósfera que, a ratos, se vuelve levemente irreal, como si cuerpos, arquitectura y acción mostraran deliberadamente el artificio de su construcción. Ocurre en Los Ángeles y la película empieza en 1928. Una primera toma en blanco y negro de la ciudad ambientada en los años 20, una calle con edificios en altura y tranvías, es el primer indicio. Le siguen los labios rabiosamente rojos de Angelina Jolie, el sombrero casquete de las mujeres, los sobretodos y los trajes a rayas de ellos. Los villanos muy malos, capaces de todo, y los buenos muy buenos y justicieros, que irrumpen siempre para salvar a la sufrida heroína. Y la ciudad que articula a unos y otros y que, como toda metrópolis, juega con los fragmentos y el azar y exige la forma para obtener el sentido. O la resolución del conflicto. Es ella la que va reconfigurando a esa madre desesperada, llevándola a poner el cuerpo y a estrellarse contra el entramado maldito del poder. Una mujer, que se transforma en una verdadera pesadilla para la cúpula policial corrupta de una ciudad que, paradójicamente, se llama Los Ángeles. Paradójico, porque lo que la película muestra es el enfrentamiento entre monstruos de diferentes calibres y estrategias. La monstruosidad de la corrupción institucional, tanto policial como psiquiátrica, la monstruosidad del asesino de niños y el furibundo volcán que desatan ambos en esa mujer común y corriente, vulnerable y frágil hasta la exasperación. Dos monstruos que no contaban con el dato elemental que hasta las criaturas más domesticadas por la vida moderna pueden llegar a violentarse y desatar fuerzas primigenias, fuerzas capaces de hacer trizas hasta las construcciones más sólidas, cuando le tocan su cría.

jueves, 29 de enero de 2009

Política y Asesinato

No hay discusión política posible frente a las masacres
Encontramos este texto en la Contratiempo Digital, escrito hace casi 6 años durante la guerra de Irak. Viene tan bien para estos dìas que decidimos reproducirlo en el blog. La versión completa se puede leer en: http://www.revistacontratiempo.com.ar/guerramedios.htm


La comunicación y la guerra
El principal obstáculo para escribir un artículo sobre la guerra es la saturación. Las palabras y las imágenes recibidas se atropellan en nuestra mente hasta lograr el efecto contrario. Quedamos vacíos por exceso. El tiempo real o, mejor dicho, la ilusión de tiempo real nos instala en el espanto frente a las pantallas –los diarios de papel pierden vigencia en segundos.
Estamos apabullados de discursos bélicos: cifras de muertos y heridos, detalle de armamentos, cálculos de probabilidades, gastos estimados, ciudades tomadas, sitiadas, incendiadas, estrategias, intenciones, disculpas, errores, males necesarios, etc. La expulsión, el despido o la desaparición de periodistas habla de múltiples frentes de batalla. Y el de la comunicación, indudablemente, puede llegar a ser más temido aún que la guardia republicana y las armas químicas juntas. ¿Eran 15 o 1500 los civiles muertos? La difusión de los números, así como de las razones de la invasión, adquiere como nunca vital importancia. Aterran las posibles comparaciones, no por un problema de conciencia sino de discurso, de posiciones. Mientras que las cifras publicadas estén bien lejos de, por ejemplo, seis millones, las cuentas cierran. Mientras que no se perfilen atisbos de maldad desmedida –nada de experimentos ni de saña gratuita o irracional- la guerra se mantiene saludable. Hitler hubo uno solo y es mejor que esto quede bien en claro. El monstruo está identificado, es el necesario estado excepcional y demoníaco que permite la impunidad, por comparación de atrocidades publicadas, de sus iguales. De oriente y occidente, de norte y sur. Los discursos sobre la liberación, los enemigos peligrosos para la humanidad y el mal menor resultan eficaces. La cuestión de las masacres pasa entonces por el costo imprescindible, el error humano, el pedido de disculpas. O, lo que es lo mismo, por lo inevitable, la imperfección y el sentido de responsabilidad. Ésta, como otras anteriores, es una guerra de palabras, una especie de negociación lingüística. El inocente que se calcinó en Iroshima, en Auschwitz, en Vietnam o en las llamas de las torres gemelas; el argelino torturado por tropas francesas, el niño de Acosta Nú, en la Triple Alianza, o el de la maternidad de Bagdad, están ubicados, en este orden maleable del discurso, en lugares diferentes –al margen de que el concepto de seres humanos sufre en estos casos serias variaciones-. La bomba atómica, el gas letal, el napalm, las bayonetas, los misiles y los aviones enloquecidos, también. Lo único que se mantiene inalterable es el horror. A las víctimas de los campos nazis las mató la bestia. Los muertos de la maternidad de Bagdad pueden descansar tranquilos, no fueron parte de un maquiavélico plan de exterminio de una mente enferma. Fueron el costo necesario -el sólo hecho de remarcar que una familia murió, mostrar el velorio y describir el suceso, da a entender que los otros vecinos gozan de buena salud; la identificación detallada de las víctimas habla de que allí no hay asesinatos masivos sino tan sólo accidentes inevitables, propios de toda guerra. La cuestión de la guerrilla urbana es el otro permiso para justificar las acciones cometidas contra civiles: debajo de cualquier túnica puede estar agazapado el temible enemigo, armado hasta los dientes.
Frente a este panorama ¿con qué medios contamos para comunicar los cuerpos destrozados, torturados, quemados, pulverizados, estallados, sin que ellos se vuelvan en contra de su objetivo? Legitimadas por la razón, desactivadas por la proliferación de las imágenes, del exceso informativo y de la instantaneidad periodística y enmascaradas por los intereses creados, la muerte y la violencia generadas por la guerra, por cualquier guerra, quedan supeditadas a esas variables discursivas, las que finalmente decidirán la suerte histórica del criminal de turno y de su empresa. De allí saldrán los monstruos o los salvadores de la humanidad. Quiénes conforman esa humanidad y quiénes quedan irremediablemente afuera no es más que la otra cara de la misma moneda.
Zenda Liendivit / 2003

jueves, 22 de enero de 2009

Ejercicios de verano (10) / BLOGS

Cada día veo menos, creo, menos mal ...



La blogósfera me recuerda a aquella metáfora que circulaba durante mis años de estudiante universitaria en la década del 80. Las facultades, con sus matrículas multitudinarias, eran consideradas entonces playas de estacionamiento cuyo fin oculto consistía en retener a los jóvenes durante largos periodos para contrarrestar la desocupación y la nada. Un estado de feliz inconsciencia con apariencias de productividad en tiempos de crisis ¿Se puede hablar el día entero y decir cosas interesantes? ¿Tenemos la obligación de opinar y de intervenir en cuanto tema se ponga de moda como eternos surfistas que se deslizan sobre la superficie del agua sin jamás zambullirse al fondo ? Tanta energía en entradas que se olvidarán en apenas unos minutos, tanta agresión sostenida entre los lectores, tanto esfuerzo y sobre todo, tanta ilusión de que se está haciendo algo. ¿Qué? ¿No será la blogósfera un exterminador de voluntades? ¿Cómo quedará un ser humano que ejerce este palabrerío activo al cabo de, digamos, un par de años? Sería recomendable cultivar, de vez en cuando, un sano autismo intelectual: no ver, no leer, no escribir, salvo que valga la pena. Pena, que implica esfuerzo, distancia, aislamiento y, sobre todo, espíritu crítico para reconocer que no todo lo que se piensa es una genialidad digna de ser publicada. Y menos aún, comentada por cientos de personas.Quedan excluidos de estas reflexiones aquellos blogs iluminadores, aquellos donde el autor vuelca su obra como lo haría en cualquier otro soporte. Obras del pensamiento, de arte, de reflexión, que no precisan de la respuesta automática: todo lo contrario, que invitan a pensar.

miércoles, 21 de enero de 2009

La Editorial de Morticia N°4


Sombras tenebrosas
A fines de la década del 60 se emitía por televisión ¿Es usted el asesino?, una miniserie protagonizada por Narciso Ibañez Menta, en la que un criminal mataba a sus víctimas con un paraguas apuñalado, siempre en horas de la noche. Cada capítulo concluía con el primer plano de un dedo acusador y la inquietante pregunta del título. Nosotros no sabíamos si le temíamos más al que andaba por las calles eliminando gente o a esa cita semanal nocturna, a la que, sin embargo, nadie faltaba y en la que todos nos sentíamos un poco víctimas y un poco culpables.
La noche siempre necesitó de credenciales para circular con libertad en el imaginario de la población considerada honesta. Pero más allá de la responsabilidad, real o ficcional, de cobijar poetas, locos, prostitutas, maleantes y otros desechos de las grandes metrópolis, la verdadera culpa de la noche está en la capacidad de transfigurar las certezas diurnas. La nocturnidad conforma ese espacio donde desde el mismo lenguaje se aloja todo aquéllo que no puede ser absorbido por la ciudad. O que, en todo caso, necesita ser reformulado para su utilización. La ciudad nocturna son las luces de Corrientes y de Madero pero también el tráfico cartonero, las villas, la violencia social y todos los cromagnóns reales o potenciales que anidan en ella. Es el espacio institucionalizado del placer, del ocio y del sueño, pero también el reducto del mal. Pensar la noche de alguna forma también es pensar la muerte, es el colapso, precisamente, de la idea que hay un orden y que estamos sometidos a él para que la maquinaria urbana funcione. Un orden del discurso, que puede ser político, social, académico, comunicacional o simplemente del habla cotidiana. La noche, para ser digerida por éstos, necesita, necesitó siempre, ser transformada en una entidad sujeta y sujetable, desmantelada de sus contenidos descontrolados, o volverse espectáculo redituable. El principal objetivo siempre fue iluminarla. Acorralar a las sombras para que se exilien en el margen negado, o se cosifiquen y se vuelvan inofensivas (así le ocurrió al tango prostibulario en las primeras décadas del XX y al trabajo sexual no convencional y sus zonas rojas en la actualidad). El pensamiento nocturno no solo acontece a las tres de la madrugada, aunque tal vez la hora favorezca su desarrollo. No tiene paradero conocido aunque hay una geografía de la nocturnidad que fija sus coordenadas tanto en la trivialidad como en la catástrofe, en ciertas poéticas no complacientes, generalmente ignoradas, en ciertas miradas inquietantes, también en algunas formas del silencio. Es el pensamiento que dando por sentado que todos podríamos ser los asesinos, se pregunta qué crímenes estaríamos dispuestos a cometer.

(NOTA EDITORIAL DEL NÚMERO 4 DE MORTICIA, NOCHE EN LA CIUDAD)

lunes, 19 de enero de 2009

Ejercicios de verano (9) / DUCHAMP

Duchamp, La Boca y el vidrio



Duchamp está en La Boca; sus obras se suceden, un poco monótonamente, a lo largo de las blancas salas de Proa. Afuera, en un duelo imposible entre vanguardia y tradición, el barrio intenta colarse a través de las fachadas de vidrio del nuevo edificio de la Fundación. Nos asomamos a la terraza de la confitería y tenemos una vista privilegiada de una de las zonas más taquilleras de Buenos Aires: una horrible y superficial pareja de bailarines de tango abre un hueco en sus rostros de madera para que sean ocupados por los interesados de turno; un par de bailarines de tango de carne y hueso empieza su rutina una y otra vez ante la multitud que se agolpa alrededor. Las chapas de los conventillos, colores perfectos como para que salgan bien en las fotos, centellean bajo los rayos del sol de la tarde de domingo. Negocios y kioscos atiborrados de objetos en serie para contener las hordas ansiosas de llevarse un certificado de que estuvieron allí. Un poco después, las cantinas; un poco más allá –casi todo el barrio- la pobreza y el abandono que quedaron afuera del interés urbano y del circuito turístico. Justo enfrente, y dominando el riachuelo, el cielo y el horizonte, el monumental puente Avellaneda. Otra obra de arte.

martes, 13 de enero de 2009

Ejercicios de Verano (6) / Ciudad Posmoderna

Fuego
La ciudad posmoderna es aquélla en la que cada fragmento se resuelve por sí solo con independencia de los otros. Suprimida la función social de la ciudad, detentada por los principios de la modernidad, los fines que guían a aquellos sectores más acomodados son el lucro, el status o la demostración de poder. Así se entiende que mientras más se ilumina el corredor norte o Puerto Madero (con el metro cuadrado más caro de la capital), se puedan incinerar con total tranquilad y sin mucho sobresalto seis niños en una casilla precaria en un edificio tomado de La Boca. Seis hermanos que murieron abrazados bajo una mesa a la espera de un rescate que nunca llegó. Frente a la pobreza reaccionaria de esa ciencia llamada Urbanismo, y el deseo implícito de todo gobierno (no solo el actual) a no pensar jamás la ciudad, Buenos Aires sigue consumiéndose entre la fastuosidad, el desalojo y las llamas.

domingo, 11 de enero de 2009

Ejercicios de Verano (5) / CAMUS

El estado de terror
Gaza nos atormenta, nos atormentan los niños, nos atormenta la impunidad y el disparate -como aquello de “las guerras justas” o los genocidas solidarios que informan a sus víctimas sobre la próxima bomba que les estallará en su casa. Recordamos a Camus cuando habla de la “moral de la pandilla” y del desprecio como instaurador del fascismo. El hombre rebelde: una lectura recomendable para los tiempos que corren:


"El terror irracional transforma en cosas a los hombres, "bacilos planetarios", según la fórmula de Hitler. Se propone la destrucción, no solamente de la persona, sino también de las probabilidades universales de la persona, la reflexión, la solidaridad, el llamamiento al amor absoluto. La propaganda, la tortura, son medios directos de desintegración; más todavía: la decadencia sistemática, la amalgama con el criminal cínico, la complicidad forzosa. Quien mata o tortura no conoce sino una sombra en su victoria: no puede sentirse inocente. Por tanto, tiene que crear la culpabilidad en la víctima misma, para que en un mundo sin dirección la culpabilidad general no legitime sino el ejercicio de la fuerza, no consagre sino el éxito. Cuando la idea de inocencia desaparece en el inocente mismo, el valor de potencia reina definitivamente en un mundo desesperado. Por eso es por lo que una innoble y cruel potencia reina en este mundo en el que sólo las piedras son inocentes. Los condenados se ven obligados a ahorcarse los unos a los otros. Es asesinado el grito puro de la maternidad misma, como en esa madre griega a la que un oficial obliga a elegir a aquel de sus tres hijos que será fusilado. Así se ve, por fin, libre. El poder de matar y de envilecer salva el alma de la orquesta de presidiarios, en los campos de la muerte."

jueves, 8 de enero de 2009

Houston, tenemos un problema

La confusión de un robot
Ayer recibimos un mail de Blogger avisándonos que este sitio estaba sospechado de ser un blog spam. Más adelante, cuando seguimos los enlaces indicados, aparecían las disculpas porque no éramos un blog spam (puesto que habíamos respondido digitando la contraseña correspondiente). Si no lo hacíamos, deleteaban el sitio en 20 días. De todas formas, el blog quedaría sujeto a revisión. Bueno: desconocemos el mecanismo de Google para seleccionar a los sitios sospechosos. Este blog es un espacio de cultura y espera seguir en el aire (si la robótica y las pruebas a nuestro favor lo permiten).

lunes, 5 de enero de 2009

Ejercicios de Verano (3) / NINE LIVES

Nine lives: Una buena en la Televisión



Enfermedades, incomunicación, infidelidad, abusos, muerte: de eso se trata la vida. Nine lives habla de nueve mujeres y sus historias, de lo que las debilita y a la vez las fortalece, de lo que las conecta y las desintegra. Armado en nueve episodios, titulados con el nombre de cada uno de los personajes fermeninos, bucea tanto en la desesperación frente a lo insoportable como en las estrategias de supervivencia. Maggie, el último, parece coronar de alguna forma esta búsqueda: si somos criaturas del tiempo, no necesariamente tenemos que someternos a los imperativos de una linealidad impuesta. Tenemos la posibilidad de administrarlo a nuestro antojo, de ubicarnos en perspectiva y decidir nosotros mismos el punto de fuga. Habitar aquél que nos salva, construir nuestro espacio propio, así sea en el cementerio. Eso es lo que hace Maggie para sobrellevar la atrocidad que le tocó en suerte, tal vez una de las cumbres del dolor humano (y que Glenn Close y Dakota Fanning se encargan de hacernos sentir en carne propia sobre el final). Lo vimos en Isat, el domingo a la noche.