viernes, 27 de febrero de 2009

Ejercicios de verano (17) / Apuntes libro

Excavaciones
Para la tarea de excavación del pasado se necesita un plan, dice W. Benjamín en Crónica de Berlín. La figura del excavador es muy gráfica: lo hallado se confunde con la tierra que lo sepulta, surge de esas capas pero a la vez ellas constituyen su escenario de lectura, de valor, de significación. Crear el contexto para los recuerdos y no el mero inventario. Y luego, la relación vital entre infancia y muerte: es la intercepción entre el reino de los muertos y la ciudad, cuando ésta da cuenta de aquel, la que da forma a la infancia en su carácter más seductor.

martes, 24 de febrero de 2009

Ejercicios de verano (16) / Apuntes libro

La lengua extranjera
La lengua materna también es el otro gran espacio de pertenencia que conforma la infancia. Para comunicarse en el país de adopción, los extranjeros siempre están traduciendo, incluso cuando el idioma es el mismo. Se piensa en la lengua de origen, con su dinámica particular, y se va adaptando a la voz del lugar. Después de un tiempo, una retrocede, jamás desaparece, para dar preeminencia a la otra. Pero como los rastros de la primera pugnan por salir a la luz, la mirada y el discurso de un extranjero siempre estarán teñidos de cierta extrañeza, como si estuvieran ligeramente fuera de foco. Esta contaminación provoca el mismo efecto en la tierra de origen, con el agravante de que el que se fue no participó de los movimientos y transformaciones producidos durante su ausencia. De ahí que la condición de extranjeros suele ser crónica e irreversible.

lunes, 23 de febrero de 2009

Ejercicios de verano (15) / Apuntes para el próximo libro

Los extranjeros
Cuando uno es extranjero no lo es sólo con relación al país de residencia. También, y con mucha frecuencia, se termina siendo un poco extraño para el país de nacimiento. Esto ocurre sobre todo cuando se lo abandonó por mucho tiempo. Ambos países nos lanzan una mirada desconfiada: uno, por no reconocer, con justa razón, como nativo de su suelo al que no nació en él. El otro, porque hay algo de traición en el abandono, en la sustitución del suelo natal. También es cierto que los que poseen certificados de nacimiento de otras tierras no son los únicos extranjeros. Así como tampoco, dicho certificado es excluyente para sentirse como tales. En realidad, creo que la condición de extranjero está íntimamente ligada a la relación que se tiene con el territorio de la infancia. Por eso, para los que somos extranjeros, un poco extraños ya para nuestro país de origen, nuestra patria termina siendo la infancia. Algo tan cierto, y a la vez tan ficticio, como irrecuperable.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Ejercicios de Verano (14) / TV

La mirada de Jon Stewart
Es gracioso, histriónico, payaso. Recurre a lo que encuentra a su alcance para ridiculizar a su objetivo. A veces razona o interpela; otras, grita, se sacude, gesticula; hace morisquetas o rompe botellas y vasos sobre su escritorio. Insulta o se vuelve sarcástico. Pero lo que resulta realmente demoledor es la mirada. Desconcertado, como si le hubieran dado un cros a la mandíbula, mira fijo a la cámara y guarda silencio de radio: es la impotencia en estado puro frente al absurdo y el disparate consensuado y repetido hasta el hartazgo en los medios de comunicación o en los discursos de los políticos. Inteligencia, humor y carisma: una combinación explosiva.

lunes, 16 de febrero de 2009

Ejercicios de verano (13) / TV

DESPERATE HOUSEWIVES
Mujeres (y ficciones) que no ves en otros lados

Pasaron cinco años pero ellas siguen radiantes. Cambiaron de profesión, de marido, de aspecto físico, tuvieron hijos, dejaron algunos muertos más por el camino y ahora están de vuelta. Cuando se desplazan en grupo, por las tranquilas calles de Wisteria Lane, resultan temibles. Es que en muchos casos (digamos que en la mayoría) aplican a rajatabla aquello de el fin justifica los medios. Y con tal de salirse con la suya están dispuestas a armar los más osados montajes, esos que con toda verosimilitud conjugan tanto el crimen como el disparate, la furia y la compasión, la comedia y el drama, la catástrofe y la trivialidad. Las ficciones circulan por Desperate Housewives con la misión de reemplazar a la realidad el mayor tiempo posible, el tiempo que las chicas necesitan para transformarse de víctimas en victimarias y sobrevivir a la existencia cotidiana.

viernes, 13 de febrero de 2009

Ejercicios de verano (12) / SOCIEDAD

Tartagal, Corsi y la Biblioteca
El desprecio es un poderoso productor de formas, las que de acuerdo a desde donde se lo ejerza pueden llegar a naturalizarse y olvidar su origen. Para ejercer el desprecio hay que realizar previamente un proceso de valoración, medir el grado de relación de la propia sensibilidad con la cuestión (persona, acción o producción) considerada. La diferencia no es precisamente el móvil del desprecio sino el lugar que ocupa la misma en la escala de valores esenciales de esa sensibilidad. Cuando el objetivo del desprecio es una persona o un grupo, ya sea por características raciales, sociales, económicas, de género, etc, lo que se sustrae de ese grupo despreciado no es otra cosa que algún grado de humanidad. Por ello la facilidad de su eliminación. O la indiferencia ante ella. O el olvido de sus necesidades. Es irrelevante porque no se encuentra esa relación esencial con mi propia humanidad. Así, con total naturalidad, pueden ser arrasadas zonas enteras de la Argentina, inmersas en la pobreza, hoy en Tartagal, ayer en Santa Fe; pueden arder casas tomadas con niños adentro en plena Capital Federal, como ocurrió en enero en La Boca, y antes en Cromagnon. Pero también pueden quedar libres otros despreciadores compulsivos, como los pedófilos, con la simple excusa de que no se darán a la fuga -cuando tal vez la fuga sea lo mejor que le puede pasar a esa comunidad. Los niños, al fin y al cabo, parece que todavía no comparten el mismo estatuto que los adultos. Hay resabios medievales que perviven en la sociedad y que con frecuencia los vuelven objetos, sujetos al capricho de sus mayores, como ocurre cuando se debate sobre el aborto y se busca el momento exacto en que adquieren título de personas no susceptibles de eliminación. Resabios medievales por demás muy oportunos en este momento en que el sistema mundial del trabajo ya no necesita tanta mano de obra y sobra gente por todos lados. El desprecio también se puede plantear con una sonrisa socarrona frente a las cámaras de televisión cuando se justifica el acto criminal de no habilitar los ascensores de un establecimiento público como lo es la Biblioteca Nacional. Siete empleados de limpieza lo comprobaron en carne propia al precipitarse al abismo de ese desprecio y terminar en el hospital. Miles de alumnos, investigadores y público en general circulan por esa, y tantas otras, trampas mortales que anidan como hienas agazapadas en plena ciudad esperando cobrar su próxima víctima. Uno de los peores enemigos de cualquier comunidad es la complicidad con este desprecio vital, activo y siempre productor de formas, valores y catástrofes. Pensar en sus orígenes y modos de acción puede ser una buena estrategia para empezar a desmantelarlo.

lunes, 9 de febrero de 2009

Ejercicios de verano (11) / CINE

El sustituto: la ciudad de los monstruos


Hay cierta estética comic en El sustituto, una atmósfera que, a ratos, se vuelve levemente irreal, como si cuerpos, arquitectura y acción mostraran deliberadamente el artificio de su construcción. Ocurre en Los Ángeles y la película empieza en 1928. Una primera toma en blanco y negro de la ciudad ambientada en los años 20, una calle con edificios en altura y tranvías, es el primer indicio. Le siguen los labios rabiosamente rojos de Angelina Jolie, el sombrero casquete de las mujeres, los sobretodos y los trajes a rayas de ellos. Los villanos muy malos, capaces de todo, y los buenos muy buenos y justicieros, que irrumpen siempre para salvar a la sufrida heroína. Y la ciudad que articula a unos y otros y que, como toda metrópolis, juega con los fragmentos y el azar y exige la forma para obtener el sentido. O la resolución del conflicto. Es ella la que va reconfigurando a esa madre desesperada, llevándola a poner el cuerpo y a estrellarse contra el entramado maldito del poder. Una mujer, que se transforma en una verdadera pesadilla para la cúpula policial corrupta de una ciudad que, paradójicamente, se llama Los Ángeles. Paradójico, porque lo que la película muestra es el enfrentamiento entre monstruos de diferentes calibres y estrategias. La monstruosidad de la corrupción institucional, tanto policial como psiquiátrica, la monstruosidad del asesino de niños y el furibundo volcán que desatan ambos en esa mujer común y corriente, vulnerable y frágil hasta la exasperación. Dos monstruos que no contaban con el dato elemental que hasta las criaturas más domesticadas por la vida moderna pueden llegar a violentarse y desatar fuerzas primigenias, fuerzas capaces de hacer trizas hasta las construcciones más sólidas, cuando le tocan su cría.