viernes, 20 de julio de 2012

PORTO ALEGRE (3): EL MERCADO PÚBLICO: BOHEMIA Y CAPITALISMO














(Fotos: Mercado Público, interior y alrededores / Z. L, Julio 2912)
Bohemia y Capitalismo
Conforma una pequeña ciudad dentro de otra: hombres y mujeres, en fila frente a coloridos mostradores y vitrinas, conversan, eligen y compran; o deambulan por los pasillos con bolsas, comparando precios. El poderío de la zona, pasado y actual, estalla en sus mercancías: hay de todo, desde productos agropecuarios hasta antigüedades de cualquier época y procedencia. El murmullo es constante y de a ratos nos retrotrae a aquella atmósfera del film de Scorsese, La invención de Hugo Cabret, donde el espacio de la terminal generaba también un microclima, de alguna forma, contestatario  (o de aquella Galería en Londres, el  Leadenhall Market de la que alguna vez hablamos en estas crónicas). Es mediodía y el Mercado Público de Porto Alegre está en su hora pico. En la planta alta, entre restaurantes y puestos de venta de discos de pasta, se halla el Memorial del Mercado, un espacio pequeño que a través de paneles cuenta la historia del lugar y sus transformaciones en el tiempo. Una historia conocida: ingenieros extranjeros que construyen a mediados del siglo XIX, en los puertos más prometedores de América, estas gigantes instalaciones de estructuras de hierro y madera para almacenar, abastecer y exportar las riquezas del territorio y organizar y administrar la vida del pueblo. El Mercado Público, además, albergaba hoteles, compañías de seguro y peluquerías y a principios de siglo XX, oficinas comerciales, industriales y reparticiones públicas. Cuenta la historia que entre las décadas del 40 y 60 fue el centro de la bohemia de Porto Alegre, el punto de encuentro de artistas y libertinos,  que según dicen, “se reunían, recorrían la ciudad, cantaban, bebían y desafiaban las costumbres de la época”. Algo de todo eso aún pervive en el bello Mercado, a pesar de esa modernísima vecindad de moles de vidrio y acero que intenta acorralarlo.








jueves, 19 de julio de 2012

PORTO ALEGRE (2): LA USINA, LA RESISTENCIA Y EL PUERTO

La Usina del Gasómetro, la resistencia y el Puerto
En los alrededores de la Usina do Gasómetro, la hermosa fábrica devenida centro cultural, se respira una bohemia que seguramente intentará resistir lo que vendrá: la transformación del frente portuario, hoy bastante abandonado, en un polo de ocio y negocios al estilo Puerto Madero de Buenos Aires. Murales pintados en las casas del barrio, garajes transformados en atelier, librerías de viejo, espacios multiculturales y bares para artistas excomulgados constituyen el entorno de la fábrica. Enfrente, las orillas del Guaiba funcionan no solamente como miradores de románticos atardeceres sino como refugio de los sin techos que se instalan con sus carpas y se dedican a la pesca como medio de subsistencia. El retorno a la naturaleza, comenta con una sonrisa burlona el taxista que nos lleva por la avenida costanera Pereira Paiva rumbo a las zonas más prósperas de la ciudad.









(FOTOS: ZENDA LIENDIVIT / JULIO 2912)

miércoles, 18 de julio de 2012

PORTO ALEGRE: LA PRIMERA VEZ

























FOTO: PORTO ALEGRE / JULIO 2012

Llegamos a Porto Alegre a las tres de la tarde, hace frío pero no es la helada Buenos Aires que dejamos a la mañana. La primera vez en una ciudad siempre genera expectativa: por un lado, todo es desconocido pero también, fragmentos de otras ciudades se dan cita en la novedad y el descubrimiento se trastoca, a ratos, en reconocimiento. Cae la tarde y el centro histórico está en ebullición. Como toda metrópolis populosa, la actividad laboral afuera compite con la de adentro de los edificios: vendedores ambulantes, cambistas, ferias de lo que sea, puestos de comida y mendigos se disputan el espacio público y se abren paso entre la gente que sale de las oficinas. Apenas unas horas después, eso estará desierto. Hay calles demasiado oscuras y cierto racionalismo degradado de los años 50 define un perfil que oscila entre la decadencia y la prosperidad. Extremos que se traducen en su topografía: Porto Alegre, como San Pablo, transcurre en niveles. Salvar las diferencias es el desafío.