viernes, 28 de septiembre de 2012

A PROPÓSITO DE "INFANCIAS CLANDESTINAS"

PARAGUAY: La infancia de los otros


Fragmento del libro en construcción, “APUNTES PARA UNA BIOGRAFÍA”, publicado en Revista Contratiempo el día 1° de mayo de 2008
Y en el libro “EL CENTRO Y LOS VÉRTICES. Textos e imágenes de la vida moderna” (Contratiempo Ediciones, Zenda Liendivit, Octubre 2011)

Envuelto entre las bolsas del supermercado, papá traía a casa el periódico del Partido Febrerista, y nosotros leíamos, no lo comentábamos, no se hablaba, pero lo leíamos. “Los gritos de los detenidos inundan las noches asuncenas, desde el Departamento de Investigaciones”, decía el periódico que vaya a saber cómo circulaba por Asunción a mediados de los setenta. Y leíamos de torturas y torturados, de campesinos asesinados, esos con los que Stroessner se abrazaba para las fotos, y que sí, lo amaban porque era el líder, aunque ya no prometía tierras y la reforma agraria era cosa de los apátridas y sanguinarios que atestaban las cárceles. Se pueden escuchar los gritos, decía el periódico, y nosotros, que ya no éramos niños, pasábamos las noches en nuestras camas, pensando en los alaridos que retumbaban en las calles desiertas del centro de Asunción, en las calles desiertas de todo el Paraguay a la noche, porque siempre, desde que teníamos memoria, había habido estado de sitio. Y nos acordábamos de las balas que escuchaba mamá 30 años atrás y por un instante nos sentíamos clandestinos, como esa prensa que se infiltraba en las casas a hurtadillas, envuelta en bolsas de supermercado, o como la juventud de papá.