lunes, 29 de abril de 2013

PALABRAS ROBADAS / REALIDAD Y FICCIÓN


Palabras robadas: realidad y ficción
La realidad que se transforma por los efectos de la  ficción constituye uno de los ejes de la literatura de Borges. Alguien siempre le está contando una historia a otro para que circule con visos de verdad y obtener algún beneficio (Emma ZunzLa muerte y la brújulaTema del traidor y del héroeJardín de senderos...). En Palabras robadas el mecanismo es ligeramente diferente. La ficción irrumpe por accidente o por urgencia y desde allí actúa provocando efectos a veces devastadores. No hay necesariamente premeditación y cuando la hay, el impostor queda acorralado en su propio engaño. Palabras robadas es en sí mismo el artificio donde la apropiación de la palabra literaria, ya fuera por métodos violentos o no, estructura un engranaje maldito donde caerán todos, vencedores, vencidos y allegados: el relato fílmico no distingue seres reales de los ficcionales, como tampoco épocas ni cronologías. Por lo que la confesión final del personaje de Quaid de que realidad y ficción, a pesar de sus semejanzas, son completamente diferentes, que tal vez se sostengan pero que jamás se interceptan, es por lo menos dudosa: en plena crisis capitalista, no hay forma de acceder a la literatura sino es a costa de saqueos. Al fin y al cabo, las campanas, como las de Hemingway y de Donne, siempre estarán doblando por uno mismo.