viernes, 13 de febrero de 2015

SAN FRANCISCO / MARGINALES

Marginales


“Pretty girl” murmura él ante mi paso, pelo largo, enrulado, gorra de lana que le cubre hasta las cejas, edad incalculable; apenas me doy vuelta, acostumbrada a la persistente sangre latina, sigo, cámara en mano, él también retorna a sus asuntos. Nada de pedir limosna, solo una pequeña interrupción en su discurso ante un interlocutor invisible. Otro, sale veloz de la Public Library en su silla de ruedas, me ve y me pregunta la hora. Otro viaja sentado al lado mío en el bus que nos lleva al Golden Gate. Por la Powell Street y los alrededores de la Market Street son legión; allí suelen detener a algún trajeado para pedirle su Starbucks. Pero también en la turística Fisherman’s Wharf, donde se reúnen a tomar sol en los muelles. Suben con pase libre a buses, tranvías y carros; dormitan en bares y parques. Algunos se instalan en las esquinas, aferrados a sus perros, y uno entreve que esa unión es mucho más poderosa que cualquiera de las bendecidas por el mundo integrado. Hay jóvenes y viejos, hombres y mujeres; nada de niños. No parece haber intención de la ciudad por "normalizarlos" a la vida productiva sino de que esa vida a la intemperie no fuera demasiado dura: están provistos de carromatos, frazadas y sillas de rueda. Son homeless y marginales que viven bajo el cielo de San Francisco.