sábado, 4 de junio de 2016

UTOPÍAS PERDIDAS

Utopías perdidas

Desesperados deseos de singularidad y sin embargo, ¡cuánta masificación! Heterogeneidades en pugna que buscan su lugar: en Nueva York se tornan aún más visibles estos afanes por la diferencia perdida entre multitudes. El español a ratos parece la lengua original. Pero, ¿qué español? El habla de México tiene poco que ver con el de otros países aledaños. Se nota una menor población árabe y una suerte de latinoamericanización de la atmósfera. Seguramente para horror de Trump, que tiene torres por todos lados y de tanto en tanto, los móviles de sus canales televisivos andan dando vueltas anticipando lo que se vendrá en noviembre. Clinton y él dominan la escena periodística, con artillería pesada incluida. “Trump podría poner en peligro el Estado de Derecho, dicen estudiosos de EE.UU", titula hoy el New York Times. Hay inquietud y se nota: algo de esos gestos civilizatorios, que se defienden a ultranza y constituyen señal de identidad y diferencia, corre peligro en manos de tanto grito desaforado. Los guetos abundan en esta convulsionada Nueva York; en Brooklyn conocimos el barrio de Williamsburg, un intento por fundar comunidad y reinsertar el arte a la vida cotidiana. Dicen, sin embargo, que el capitalismo está haciendo de las suyas, de nuevo, al elevar los precios de alquileres, fundar turismo de lujo y espantar a los artistas hacia otros territorios. Al parecer, no son épocas para utopías. Ni siquiera en el primer mundo.
 

 

 


(Fotos: Zenda Liendivit / Mayo 2016)